¿Qué presentaré en el tribunal de Cristo?
2020-10-23
1. Oración inicial
«Amado Señor, gracias por haberme salvado y haberme dado una nueva vida que anhelo vivir para ti. No quiero llegar al cielo con las manos vacías, sino con tesoros espirituales de mi servicio fiel en esta tierra. Soy tu siervo y predicaré tu evangelio hasta el final, para llevar a muchos a encontrarse contigo. Espíritu Santo, ayúdame a hacer la voluntad de Dios en esta tierra. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”. Romanos 2:5-6
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. 2 Corintios 5: 10
3. Reflexiona
Dios sólo anhela que seamos sus siervos. La pregunta es: ¿queremos ser sus siervos? Si no estás tan seguro, hay tres motivaciones para impulsar nuestro servicio a Dios.
La primera es que algún día tendremos que presentarnos delante de Dios y rendirle cuentas por nuestro servicio. Esto debería motivarnos a servirle con entrega y amor. En el tribunal de Cristo sólo se presentarán los creyentes, ahí estará nuestro juez Jesucristo. No será un juicio sobre nuestros pecados puesto que Él ya pagó en la cruz por ellos y fueron borrados por su sangre preciosa. Este tribunal de Cristo será como un pódium para recibir la recompensa por nuestro servicio.
En ese tribunal seremos juzgados por la obra de fe que hayamos llevado a cabo en nuestras vidas y por la forma como hemos vivido nuestra vida cristiana. Nuestro anhelo es oír al Señor decirnos estas palabras tan gratificantes cuando evalúe nuestro servicio: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21).
El segundo motivo es el temor reverente al Señor, que nos lleva a persuadir a las personas con el evangelio de Cristo a que reconozcan que todos somos pecadores y necesitamos ser salvos. Por eso debemos predicar como lo hizo el Señor, para buscar y salvar a los perdidos; y que conozcan la realidad del juicio de Dios.
El tercer motivo es que el amor de Cristo nos constriñe, nos impulsa para predicar su Palabra. Hizo tanto por nosotros al morir en la cruz, nos salvó, nos perdonó, nos dio vida nueva y nos regaló la eternidad, que esto debe motivarnos a compartir de Jesús a otros. Ahora nuestra vida debe estar dedicada a Él para traer gloria y honra a su nombre. ¿Estamos listos para presentarnos en el tribunal de Cristo?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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