Que nuestra esperanza florezca
2023-12-14
1. Oración inicial
«Señor Jesús estoy tan agradecido por tenerte en mi vida, pues tú traes esperanza y seguridad a todo mi ser, gracias porque sé que toda esa esperanza que es generada en mí por tus promesas no será defraudada, gracias porque en ti puedo confiar, pues me has ayudado siempre, y lo seguirás haciendo. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.” Salmos 40:1-3
3. Reflexiona
Cuando depositamos nuestra fe en Jesucristo, nuestra esperanza no es defraudada, en el caso del salmista podemos ver cómo su fe lo lleva a esperar pacientemente en Dios, lo cual le permite darse cuenta que su oración ha sido escuchada.
El testimonio registrado por el salmista debe traer esperanza a nuestras vidas, pues nos damos cuenta que Dios al escuchar su clamor, lo saca de esa situación que él llega a describir como un pozo de la desesperación. Muchos creyentes hoy viven así, como si estuvieran en un pozo, desesperados y sin esperanza, cuando en Cristo Jesús podemos vivir confiadamente.
El inicio del Salmo 40 debe impulsar al creyente a depositar toda su esperanza en el Señor, pues el Padre Dios siempre estará atento al clamor de sus hijos. Colocar la esperanza en Jesús, nos permite vivir confiadamente, el resultado que obtuvo el salmista fue que Dios puso sus pies sobre peña, y enderezó sus pasos, es decir lo hizo estar seguro, además puso luego en su boca cántico nuevo, alabanza a Dios, es decir cambió su forma de hablar, permitiendo que de sus labios salieran palabras de agradecimiento y alabanza a Dios, para al final dar un testimonio poderoso de los hechos de Dios que permiten a otros creer, pues dice que “verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.”
Que como el salmista podamos entender que nuestra esperanza debe florecer, pues como dice el Salmo 1:1-3 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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