¿Qué le da sentido a nuestra vida?

«Señor Jesús, no dejes que mi corazón se pierda buscando y anhelando lo que indudablemente un día terminará, dale sentido a mi existencia y permíteme experimentar la gloria de hacer todo aquello para lo que me creaste, amén.»

“Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” Salmos 139: 13-16

¿Cómo no nos va a conocer perfectamente el que nos ha formado? Este salmo es un maravilloso relato de cómo Dios nos hizo y nos formó; nos habla de la omnisciencia de Dios al formar al ser humano con absoluta perfección e inteligencia. Nos muestra cómo sucede el milagro de la vida: mientras para el universo entero era oculto, cómo y quiénes íbamos a ser, para Dios no lo era; desde el útero materno Él ya nos conocía profundamente. El salmista habla de un libro en el que quedaron escritas todas las instrucciones para el desarrollo y funcionamiento de nuestro organismo, sin que faltara ninguna de ellas; Dios vigiló muy de cerca nuestra gestación, nos hizo con esmero y dedicación, regalándonos el privilegio de la vida.

Aquel que ha fabricado una máquina conoce bien cómo funciona; de allí que, sin la guía y la dirección de Dios, es imposible saber nuestro propósito en la tierra. ¿Qué le da sentido a nuestra vida? Si el sentido nos lo dan las posesiones materiales, los hijos o la pareja, el trabajo, la belleza o el poder, nuestro sentido se derribará cuando alguna de ellas falte y el sentido común nos dice que todo esto algún día se puede acabar. Los ladrones, los impuestos, la inflación, pueden dejarnos en la ruina, las personas fallecen y la belleza se termina a lo largo de los años, pero si el sentido de nuestra vida nos lo da nuestro creador, que es eterno, entonces trascenderemos incluso después de morir, puesto que su propósito en nosotros también es eterno.

La Biblia nos exhorta: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Colosenses 3:1-4).