¿Qué es lo que tú anhelas?
2019-07-02
1. Oración inicial
Señor, anhelo estar en comunión contigo y pasar más tiempo a tu lado. Lléname del gozo que se encuentra sólo en tu presencia oh Dios. Que mi alma anhele bendecirte, amarte y adorarte. No seré capaz de caminar por fe si no te permito estar a cargo de mi vida. Quiero que mi espíritu esté guiado por tu Espíritu y tu Palabra. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán”, Salmo 84:1-4
3. Reflexiona
¿Qué es lo que anhela nuestra alma? Los seres humanos vivimos anhelando muchas cosas. Anhelamos hacer mucho dinero, casarnos con una buena persona, anhelamos una familia unida y feliz, anhelamos un título profesional, anhelamos una hermosa casa, un buen trabajo, anhelamos tener amigos, viajar, etc. Todo esto está bien, pero será que en esta larga lista ¿anhelamos lo que David anhelaba?
David decía: “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo”. Para el rey David su mayor anhelo era permanecer en la presencia de Dios, deseaba simplemente pasar tiempo a solas con el Dios vivo y cantarle con todo su corazón.
Nunca tendremos una total satisfacción en esta vida, hasta que no entendamos que todo lo que nuestra carne anhela es efímero y pasajero; y es que a veces gastamos nuestro tiempo tratando de conseguir sólo los deseos humanos. Cuando finalmente anhelemos la presencia de Dios y hacer su voluntad, es en ese preciso instante es que encontraremos gozo y satisfacción. Porque los anhelos más profundos y urgentes del alma sólo serán satisfechos por Él.
En este mundo vil podemos disfrutar de la presencia del Dios viviente y aún lamentar las veces que lo dejamos a un lado por estar con los afanes diarios. En su presencia hay plenitud de gozo y delicias a su diestra. Es como un anticipo de la felicidad del cielo. Podemos encontrarnos con Dios en cualquier parte y en cualquier momento, pero sabemos que asistir al lugar donde se congrega la iglesia nos ayuda a alejarnos del bullicio del mundo, para meditar, orar y compartir con nuestros hermanos.
Si nos deleitamos en pasar tiempo con Dios veremos nuestros problemas como un motivo para volver a experimentar su fidelidad. Una señal de amor que podemos mostrar hacia Dios es el anhelo de estar siempre en comunión con Él.
Nuestra fuerza debe estar en Dios, cuanto más reconozcamos nuestra impotencia y debilidad, más debemos buscarlo y apropiarnos de su fuerza. Cuando lo anhelamos intensamente recibimos esa fuerza espiritual de la gracia de Dios. Este salmo es un reto para nuestra pobre espiritualidad, pues un anhelo profundo por Dios debe llevarnos a una vida devocional consistente.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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