¿Qué es lo más importante para ti?
2019-02-11
1. Oración inicial
Amado Señor Jesucristo, no permitas que personas, objetos, trabajo, estudio y metas materiales compitan con mi prioridad de buscarte cada día. Quiero colocarte en primer lugar en cada aspecto de mi vida. Que mi interés sea una sincera comunión contigo, con plena certeza de que te ocuparás de las añadiduras. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos”, Hageo1:5-7
3. Reflexiona
El Señor le habla al profeta Hageo cuando su pueblo Israel ha regresado del cautiverio a la tierra prometida. Se dedicaron a construir sus propias viviendas y no se esforzaron por reconstruir el templo para restaurar el culto y la adoración a Dios. Colocaron sus prioridades personales por encima de su comunión con Dios, el resultado fue que las cosas no salieran bien, estaban insatisfechos, pues trabajaban mucho y el dinero no les alcanzaba, se esforzaban demasiado y no obtenían lo que querían. Esto puede sucedernos a nosotros cuando Dios no ocupa el primer lugar en nuestra vida.
El Señor Jesús nos hace un llamado a colocar nuestras prioridades en orden. Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Evaluemos nuestra vida espiritual. ¿Estamos cumpliendo con el propósito para el cual fuimos escogidos y llamados? Tener una relación íntima, verdadera y continua con nuestro Dios debe ser nuestra prioridad y lo demás vendrá como resultado de buscarlo genuinamente.
Enfocarnos sólo en nuestros asuntos personales, dedicando nuestro tiempo y energía para conseguir lo que necesitamos para vivir nos puede estar haciendo perder el examen, pues hemos descuidado nuestro tiempo devocional con el Señor, somos indiferentes con nuestros deberes espirituales y no hemos avanzado en nuestro crecimiento espiritual.
Los tiempos que estamos viviendo demandan hombres y mujeres decididos al servicio y compromiso en las cosas de Dios, pues somos responsables de nuestro entorno, somos agentes de cambio en el lugar donde Dios nos ha colocado, generadores de vida y bendición para los que nos rodean. Prediquemos su Palabra para que las personas se vuelvan a Dios, se levanten para buscarlo de todo corazón y haya un despertar espiritual.
La recompensa que obtendremos es nuestra propia satisfacción, por hacer lo que es debido, obedeciendo a Jesucristo y siguiendo su camino. Esto no se puede evaluar en términos de riqueza terrenal. Una paradoja en la vida cristiana es que la labor bien hecha no trae descanso y comodidad sino mayores demandas y esfuerzos. Como en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), la recompensa de los siervos fieles es una responsabilidad todavía mayor y una comunión más íntima con Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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