Profeta en las naciones
2018-06-16
1. Oración inicial
Señor, gracias por haberme tenido en tu mente desde antes de nacer. Entrego mi incapacidad e inexperiencia en tu presencia, para que me fortalezcas y me des sabiduría para servirte; coloca tus palabras en mi boca para ser ese pregonero ante el mundo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar”, Jeremías 1:5-10
3. Reflexiona
Los tiempos no importan hoy como ayer. Dios nos tiene dentro de su plan divino. Él es Soberano al formarnos, apartarnos, santificarnos y ordenarnos a hacer su voluntad. Sabe para qué servicio y propósito particular nos concibió. Todos fuimos creados para una tarea en especial pero, a menos que le permitamos entrar en nuestra vida y ser santificados con su Espíritu, estaremos preparados y aptos para hacerla. Es la única forma que independientemente de nuestra insuficiencia y debilidad humana podamos hacer la obra de Dios en este mundo.
Jeremías era un niño cuando Dios lo llamó a ser el profeta de las naciones, era torpe para hablar, temeroso y humildemente reconoce su incapacidad para responder a esta tarea, pero sólo Dios pudo suplir su faltante con el poder de su Santo Espíritu. Así como a Jeremías, el Señor nos conoció desde antes de ser concebidos, pensó en nosotros y nos involucró en sus planes. Cualquiera que sea el trabajo para el que nos llame debemos hacerlo para su gloria. Amar, obedecer y servir a Dios es la misión común y básica de todo cristiano, sin embargo nos coloca nuevos retos para ganar este mundo. Aunque nos sintamos incompetentes frente al reto que Dios nos ofrece, recordemos que somos sus voceros y Él ha prometido estar a nuestro lado para suplir todo lo que nos falta. Llenará nuestra boca de su Palabra y nos dará el respaldo total cuando nos enfrentemos a las tormentas de la vida.
Para levantarnos a edificar tenemos que creernos instrumentos útiles en sus manos. Nos ha llamado a ser victoriosos y hacer grandes cosas. Sólo su Palabra es esa fuerza creadora y dinámica para arrancar, destruir y derribar todo aquello que se levante en nuestra contra, para edificar y plantar lo que realmente glorifica a Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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