Predicad con la sabiduría de Dios
2019-05-17
1. Oración inicial
Señor, con humildad me rindo en tu presencia, ayúdame para que de mis labios no broten palabras de humana sabiduría, sino que cada uno de mis dichos sea como un bálsamo a los oyentes, que edifiquen, consuelen y se persuadan a seguir tu camino. Tú eres el Cristo que murió y resucitó para darnos vida eterna, y esa vida sólo está en ti. Gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”, 1 Corintios 2:1-5
3. Reflexiona
Pablo salió de Atenas para ir a Corinto y halló a un judío llamado Aquila, recién venido de Italia con Priscila, su mujer, y se quedó con ellos, pues trabajaban juntos haciendo tiendas. Allí permaneció por más de un año y medio, entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.
Pablo era un hombre muy letrado que podía usar elevados términos filosóficos y exponer seductoramente, pero no usó ese léxico, ni la sabiduría humana para enseñar el Evangelio, tomó una posición de humildad, la que hoy hace falta a muchos predicadores, por eso dijo: “me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo”. El centro de su predicación era Jesucristo y su obra redentora, no lo que los corintios querían escuchar. Él ya sabía que los judíos pedían una señal, y los griegos buscaban sabiduría (1 Corintios 1:22), pero él predicaba con la sabiduría de Dios.
La frase: “No saber entre vosotros cosa alguna” significa colocarse al nivel de los demás, tener una mente abierta al nuevo aprendizaje. Pablo sabía que su necesidad y sus limitaciones lo hacían débil y temeroso, por lo cual no se apoyó en sus dotes intelectuales, ni en la más expresiva oratoria, sino en el poder del Espíritu Santo.
Hermano, hoy el mundo requiere de hombres como Pablo, diligentes y obreros aprobados que no tengan de qué avergonzarse y que usan bien la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Aunque la sabiduría de Dios no es reconocida en esta época, el Espíritu de Dios te usará para hacer demostraciones de su poder, por eso sólo fundamenta tu fe en el poder de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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