Predica a tiempo y a destiempo
2021-03-17
1. Oración inicial
«Padre Amado, Tú eres soberano, omnisciente, omnipotente y actúas con justicia, por ello, ante tanta perdición del mundo, con firmeza llevaré el mensaje de salvación, anunciaré la palabra de reconciliación dada por ti, pues la recompensa viene de tus manos. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
«Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras» Proverbios 24:11-12
3. Reflexiona
Si un hombre sabe que en su vecindario hay una bomba que va a explotar, ¿será que sale corriendo solo, sin avisar a sus vecinos que la muerte se avecina? Esta situación se asemeja en el ámbito espiritual, cuando a nuestro lado pasan algunos camino a la muerte, es decir, a la condenación eterna y muchos no hacemos nada para librarlos.
Dios ha dado una misión a todo creyente: «…y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándole en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación». 2 Corintios 5:18b-19
La reconciliación une a Dios y al hombre ya que las iniquidades han generado división entre el hombre y Dios. Pero Dios mostró su amor al darnos a su Hijo como el Camino de reconciliación. Por tanto, «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» 1 Juan 5:12
Somos nosotros los encargados de dar testimonio de Cristo ahora mismo, porque el tiempo pasa apresurado y puede ser demasiado tarde para muchos. Alguien contó: “visité a un familiar que estaba enfermo y dije: mañana le hablaré de Cristo y esa misma noche murió el enfermo y un gran remordimiento me invadió por haber desaprovechado la ocasión de haberle compartido acerca de la vida eterna”.
Es Dios quien sopesa, y examina los corazones. En esos casos en los cuales sabemos que no hemos realizado lo que deberíamos, lo único que nos queda es la firme convicción de llevar las buenas nuevas de salvación a tiempo y a destiempo, y cumplir con la palabra que dice: Libra a los que son llevados a la muerte y que van en camino de destrucción.
La historia de Ester es un buen ejemplo de alguien que liberó a su pueblo que estaba con sentencia de muerte. El valor de Esther salvó a su gente, incluso cuando hubiera sido fácil para ella ignorar la necesidad o decir: ciertamente no lo sabía.
Hermanos, no seamos indiferentes con los que se dirigen hacia la muerte, ignorando el mal que rodea. No podemos cerrar los ojos y apartar nuestro rostro de tanta iniquidad, es tiempo de evangelizar, pues Dios pagará al hombre según sus obras.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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