Poder sanador

Amado Jesús, gracias por permitir que participe de tu naturaleza divina y entienda que la presencia de tu Espíritu en mí, puede llevar sanidad y medicina a quienes me rodean. Amén.

«Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia».

Estamos llamados a predicar para establecer la fe en donde nos encontremos, a los que nos rodean. En este pasaje se nos dice: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado”. Jesús se acerca a otros a través de nosotros, y nos ha encargado establecer su reino en este tiempo, animando y llevando esperanza a todos los que están perdidos y enfermos. Somos embajadores de la paz, por eso debemos proclamar el evangelio de la gracia gratuita para sanidad de las almas. Nos ha dado de su gracia y poder para hacer milagros y confirmar así el evangelio de salvación. La intención de la doctrina que predicamos es sanar las almas enfermas y resucitar a los que están muertos en pecado.
El mensaje de Cristo es un mensaje sanador, por eso todos podemos ayudar a sanar heridas en el corazón y en la mente de las personas y llevarlos a reconciliarse con Él.
Hemos recibido de gracia, sanidad, perdón, restauración, una nueva vida, por el poder del Espíritu Santo que mora en cada uno de nosotros, ahora nos corresponde dar de gracia. La Palabra de Dios tiene poder sanador, por eso podemos ofrecer a otros lo que les hace falta. Jesús ha derramado bendiciones sobre nosotros, ahora debemos bendecir a otros con todo lo que nos ha dado.
El Reino de nuestro Amado Jesús, es un reino espiritual, la buena noticia es que ese reino todavía está cerca a través de cada creyente que ha permitido que Cristo reine en su corazón. Recordemos que una palabra amable puede sanar el corazón de otro y un oído dispuesto a escuchar, puede sanar las heridas más profundas. Dejemos que Dios use nuestras vidas.