Poder para testificar del Rey
2022-04-01
1. Oración inicial
«Rey de reyes, Rey eterno, Señor y Dios, a ti te alabo y te reconozco como mi Salvador, el único que pudo rescatar mi vida de la oscuridad y trasladarla al reino de luz. Te pido que ahora, por el poder de tu Espíritu y tu luz brillando en mí, lleve tu nombre y tu mensaje de salvación a toda persona que está en tinieblas y esclava del pecado, por Jesucristo mi Señor, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:6-8
3. Reflexiona
Es muy curioso que cuando los discípulos del Señor le preguntan que si Él iba a restaurar el reino a Israel en ese tiempo, Jesús les responde que no les corresponde a ellos saber los tiempos que solo conoce el Padre Celestial e inmediatamente pone un “pero” cuando dice en Hechos 1:8 “pero recibiréis poder”, poder cuando descendiera el Espíritu Santo sobre ellos para que pudieran ser sus testigos hasta el último lugar de la tierra (poder que también recibe cada persona que cree en Jesús y por lo cual recibimos el Espíritu Santo).
Entonces, podemos preguntarnos pero ¿qué conexión tiene la restauración del reino de Israel y ser testigos de Cristo por todo el mundo? Pues bien, resulta que el Rey, que Dios le prometió a David (rey de Israel), que procedería de su descendencia y a través del cual su reino sería afirmado y eterno (2 Samuel 7:12, 16), es Jesucristo; hecho que podemos corroborar en la misma Palabra de Dios, Hechos 2:29-32, 36 dice “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.” “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”
Es decir que, la restauración del Reino de Israel, en parte, ya estaba cumplida, pues Jesús es el Rey eterno prometido, pero lo que realmente interesaba e interesa ahora es que compartamos de su obra Salvadora, para que todo aquel que crea en Él sea librado de la potestad de las tinieblas y trasladado a su reino (Colosenses 1:13), pues como bien dijo nuestro Señor, lo importante y prioritario es que busquemos primeramente el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33). Por lo cual, preguntémonos ¿es el Reino de Dios la prioridad de mi vida? ¿Estoy con diligencia y el poder del Espíritu, testificando en todo lugar y momento del único y verdadero Rey?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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