Planes de bien para ti

Padre Amado, gracias porque tú escuchas mi oración, tú dices: “oraréis a mí, y yo os oiré”, por eso tengo mi confianza y mi esperanza puesta en ti, pues tú tienes un plan perfecto para mí; me has dado la salvación eterna y también una misión para cumplir. Ayúdame Señor a caminar por encima de las dificultades y cumplir tu propósito en mí. Gracias Señor. Amén.

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré”, Jeremías 29:11-12

Hemos llegado al fin de un año más en el calendario y nos mueven las supersticiones, como rituales de las doce uvas, los doce deseos, colocarse ropa interior de determinado color para tener fortuna y éxito, salir con maletas a dar la vuelta a la manzana para tener muchos viajes, en fin, muchas más hechicerías. Es triste que la confianza que debe estar en Dios, se entrega en lo que es aborrecimiento para Él. La Biblia dice: “Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios”. (Deuteronomio 18:12-13)

Vemos la gran inseguridad del ser humano y el desconocimiento de la Palabra de Dios. Ahora la pregunta para el creyente es: ¿Cómo enfrenta el nuevo año? La Biblia es muy clara y de manera sencilla nos dice que Dios nos conoce y tiene buenos planes para nosotros, aunque no siempre es el más fácil o el que quisiéramos, pero siempre es lo mejor. Saber que Dios se ocupa de mí es muy tranquilizante. No podemos ver el futuro, pero podemos descansar en sus promesas; Dios tiene un futuro y una esperanza para cada uno de nosotros y no se trata de bienes materiales, pues en primer lugar nos dio un preciado tesoro: la salvación. Él está siempre trabajando alrededor nuestro y cuando Dios cierra una puerta, nos abre otra. Sabemos que Dios actúa a través de cada acontecimiento de nuestra vida para bien, y a nosotros nos corresponde depender absolutamente de Él.

Hermano, no creamos en la suerte, ni las supersticiones, creamos en que el Dios Altísimo tiene “planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darnos un futuro y una esperanza. El sabio Salomón dijo: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados” (Proverbios 16:3)