Pertenecer a la familia de Dios

Padre Amado, solo el puro afecto de tu corazón, pudo adoptarme como tu hijo y amarme de manera especial, como un padre ama a su hijo. Gracias Señor por haberme recibido en tu familia, aún sin merecerlo. Te amo Padre. Amen

“Dios es el que hizo todas las cosas, y todas las cosas son para su gloria. Él quiso tener muchos hijos que compartieran su gloria”, Hebreos 2:10 (NCV)
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”, 1 Juan 3:1-2

Antes que usted naciera Dios planeó incluirlo en su familia para que lo ame, lo honre y reine con El para siempre. La Biblia dice, «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad»
Dios se identifica a sí mismo usando términos relacionados con la familia: Padre, Hijo y Espíritu. La Trinidad es el modelo perfecto de la relación armoniosa. Dios diseñó un plan para crearnos, traernos a su familia y compartir con nosotros todo lo que tiene. La Biblia dice “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”.
Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, Dios se convierte en nuestro Padre, nos hacemos sus hijos, y la iglesia se convierte en nuestra familia espiritual. La familia de Dios.
Cada ser humano fue creado por Dios, pero no todo ser humano es un hijo de Dios. La única manera de entrar a la familia de Dios es que nazca de nuevo en ella, arrepintiéndose de los pecados y abriendo su corazón a Cristo para que gobierne su vida.
La familia espiritual continuará por toda la eternidad, por tanto fortalezca esta relación y disfrútela desde ahora, pues es el plan maravilloso de Dios para su vida.