Permanecer en la presencia de Dios
2015-11-16
1. Oración inicial
Amado Señor, cuanto tiempo viví esperando las migajas de la cosecha, no sabiendo que el dueño de la siembra es mi Padre Celestial. Hoy disfruto con regocijo la presencia de un Dios que extiende su mano para proporcionar el pan de cada día, material y espiritual, Gracias Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí. Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido. Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.”
3. Reflexiona
La familia de Noemí parecía tenerlo todo para ser feliz, sin embargo una hambruna inesperada los sorprende en su propia tierra. La Biblia dice que la familia tomó una decisión: se mudaron a las tierras de Moab para sobrevivir al hambre. Inesperadamente, en tierras ajenas, Noemí pierde a su esposo y a sus dos hijos, “quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido”. La Biblia nos expone una tragedia; una buena familia que se desintegra injustamente. Pero aún hay algo más sorprendente. La mujer se entera de que Dios había visitado la tierra de la cual había emigrado junto a su familia, “porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan”.
Es posible que tú estés viviendo una situación de hambruna espiritual y al igual que Noemí estás esperando el cumplimiento de una promesa.
Noemí lo pierde todo por haberse movido de su lugar. Ahora no tiene esposo, ni hijos, solo dos nueras de las cuales una sola le será fiel.
La Ley de Dios estipulaba que al recoger la cosecha las familias no debían segar a fondo, a fin de dejar un poco para las viudas y los huérfanos. Así que Noemí regresa a su lugar de origen para recoger las migajas de la cosecha. Pudo haberlo tenido todo, pero no estuvo allí cuando Jehová visitó la tierra y les dio el pan. Hay un momento, un segundo en los tiempos divinos, es un toque de la presencia de Dios; y lo único que se te pide es que estés en el lugar correcto, a la hora indicada.
Hermano, no permanezcas en el lugar equivocado, tu lugar es la presencia de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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