Perfeccionados en amor

Padre amado te pedimos que nuestro carácter, nuestro temperamento sea modificado basado en el modelo de Jesucristo y que cada día seamos perfeccionados en Tu amor. Amen.

«Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.»

A veces sucede que llevamos años en la iglesia y aún persiste nuestro “mal genio” y justificamos nuestros malos actos con el estrés, los problemas, la depresión, etc y olvidamos que como seres redimidos por la gracia de Jesucristo debemos permitir que transforme nuestras vidas pues no solo debemos buscar la bendición de Dios sino la renovación de nuestros pensamientos, sentimientos y voluntad pues fuimos creados para honrar al Padre.
Pidamos a Dios que cada día podamos morir al viejo hombre, ese que llegó necesitado de Dios y reconozcamos que necesitamos de un cambio. Dejemos que el Espíritu Santo nos perfeccione en el amor de Dios.
En ocasiones es un proceso que duele y que crea inconformidades pues mientras somos quemados en el fuego solemos pensar que Dios se ha olvidado de nosotros. Es una sensación de abandono que pone en tela de juicio la benevolencia de Dios pero tras superar el fuego viene el tiempo de gozo, en el que habiendo sido perfeccionados en Dios podemos ser semejantes a Él y sabremos que hemos escalado un peldaño más en la santificación para Su gloria y Su honra.