Palabras y actitudes que edifican
2021-12-13
1. Oración inicial
«Padre, ayúdame, que todo lo que diga y haga sea para edificar a mi hermano o mi prójimo, para mostrar todo el fruto de tu Espíritu que has puesto en mí. Señor, que mis palabras sean llenas de verdad, y que contribuyan a la paz y a la mutua edificación. En el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.” Romanos 15:2
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” Efesios 4:29
3. Reflexiona
Una palabra dicha con dureza, sin amor, puede destruir, pues la manera en que decimos las cosas determina el cómo serán recibidas. Hay personas que son sensibles por diferentes factores de su vida que desconocemos, y aunque siempre debemos hablar con la verdad, ésta debe ir acompañada con una actitud correcta, de respeto y amabilidad, buscando siempre construir algo bueno en la persona a la que nos dirigimos.
Si buscamos edificar y no destruir, es claro que previamente debemos orar, para que no sea nuestra voluntad o que de manera forzada queramos moldear en otros, lo que solo el Alfarero de nuestra alma puede cambiar, pidiéndole las palabras correctas y sobre todo, acercarnos con una disposición amorosa y precisa; buscando ser usados por el Espíritu Santo de Dios para convencer de pecado, para instruir en justicia, redargüir e inspirar a seguir a Cristo.
No se trata de presentar a otros una motivación temporal basada en emociones, sino que al corregir, llevemos a las personas a mirar a Cristo, a identificarse con su mansedumbre, nobleza y amor. Si conseguimos que las personas miren a Cristo, en nosotros, habremos iniciado el camino de construir y evitaremos a toda costa destruir, desanimar o alejar a la persona de Dios.
Reflexionemos cuando estemos dialogando con otra persona, si lo que le estamos diciendo está conforme a la escritura y si es dicho con amor, si estamos siendo guiados por el Espíritu de Dios o por algún resentimiento, dolor, falta de perdón o doble intención. Si encontramos alguna sombra de duda en nuestra palabra y falta de paz, mejor, apliquemos el más alto grado de sabiduría: el silencio.
Callemos por amor, pero sigamos en oración, hasta que Dios disponga todas las circunstancias para edificar a nuestro prójimo con amor, nunca para destruir.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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