Pagó por nuestro rescate
2021-11-14
1. Oración inicial
«Gracias Señor por hacerme nueva criatura, hechura tuya, redimido por la sangre preciosa de tu Hijo amado, quien murió por mi pecado. Fui apartado para ti, ahora soy tuyo y si estás conmigo no temeré, soy libre porque pagaste un precio muy alto en la cruz para que lo fuera, para que no fuera esclavo de nadie. En el nombre de Jesús, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
«Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti». Isaías 43:1-3
3. Reflexiona
Dios tomó el barro de la tierra, sopló en él el espíritu de vida y formó un ser humano vivo, como dice Génesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Fuimos creados a su imagen para ser amados, sin embargo, ese ser humano se rebeló y distorsionó su creación al permitir que entrara el pecado; este fue nuestro comienzo y fue un mal comienzo. Provenimos de un pecador rebelde que nos transmitió una naturaleza caída y que no puede ser reformada o reparada por sí sola, sino por su Diseñador.
Ahora Dios nos hace hijos suyos por medio de nuestra confianza en Cristo y nos da una nueva naturaleza. Con su sacrificio en la cruz pagó el rescate por nuestras vidas, con su muerte sepultó nuestro pecado y con su resurrección nos hizo nacer a una vida nueva. Con esta redención maravillosa ya no debemos sentir temor, sino vivir en la libertad que Él nos ha dado a través de su sangre preciosa con la que pagó el precio. Según 1 Corintios 7:23 “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres”; ahora somos su pertenencia y ya no somos esclavos de nadie.
Estas palabras de Isaías también tienen una aplicación maravillosa para nosotros, ya que a veces, en nuestra experiencia personal, nos hemos introducido en aguas profundas, en las que no podemos tocar el fondo, pero tenemos la certeza de que Dios nos acompaña en esas circunstancias. Aunque parezca que nos hundimos, Él ha prometido que los ríos no nos anegarán, interviniendo y librándonos de esa situación.
Dios usó naciones como Egipto y Etiopía para tratar y disciplinar a Israel y que entendieran que solo Él podría rescatarlos. Igualmente es con nosotros; alguna vez nos hemos preguntado ¿por qué Dios permitió que algunas personas o situaciones se nos cruzaran en nuestro camino y nos causaran problemas?, lo hizo para que volviéramos a Él, a sus propósitos, a su voluntad y para desarrollarnos espiritualmente. Dios utilizó esas circunstancias para liberarnos, por lo que, al rescatarnos nos ofreció una vida mejor. Debemos estar agradecidos porque usó personas para enderezar aspectos de nuestra vida, como dice Proverbios 21:18 “Rescate del justo es el impío, y por los rectos, el prevaricador”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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