Oración inicial

«Padre, me has dado una nueva identidad en Cristo, creando un nuevo ser que se somete a tu palabra; permíteme conocer y experimentar esa nueva identidad y reflejar el carácter de Cristo en mí. «

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;” Filipenses 3:20
“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” 1 Corintios 6:11

Saber lo que somos en Cristo es la clave del crecimiento espiritual, ya que esta identidad forjará la transformación de nuestro carácter cuando el Espíritu de Dios desarrolle, en nuestra experiencia diaria, su fruto, manifestado en 9 formas: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
Para que se manifieste este fruto en nuestra vida necesitamos primero que la raíz esté bien nutrida; esta raíz es el nuevo nacimiento en Cristo (Juan 1:12-13) y aceptar quiénes somos ahora en Cristo.
El diablo atacará nuestra identidad para engañarnos y hacernos creer que aún somos como ese viejo hombre, lleno de delitos y pecados, y así devolvernos a vivir en la carne, en derrota y condenación. Pero debemos saber que ese viejo hombre ya fue crucificado juntamente con Cristo, para que el cuerpo de pecado sea destruido y el pecado no tenga ningún poder de dirigir nuestra vida (Romanos 6:6,14).
Aunque en el pasado estuvimos en el pecado y no teníamos acceso al reino de Dios, como lo atestigua la palabra: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 corintios 6:9-10), Dios, que es rico en misericordia, por medio de Cristo cumplió lo que dice a continuación el pasaje: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
Es lo que éramos y ahora, por la fe en Cristo, ya no somos; nuestra naturaleza fue cambiada y es un hecho que debemos aceptar, experimentar y compartir con otros por medio del amor. Qué amor tan grande es demostrado por aquel que comparte a otros el amor de Cristo a través de un carácter renovado y enseñando, además, con denuedo la palabra de Dios.