Oración incesante. Parte 4
2015-09-04
1. Oración inicial
Padre Celestial, a ti clama mi alma, desde mis quebrantos y necesidades, en la certeza de que tu inclinas tu oído a mi súplica, abres tu mano para colmarme de grandes bendiciones, por tanto con voz de alabanza, con voz de júbilo te glorifico y te exalto soberano y eterno Dios. Te amo Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amen.
2. Lee la palabra de Dios
“Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra”
3. Reflexiona
1 Tesalonicenses 5:17 dice: «Orad sin cesar, es celebrar la infinita gloria, majestad, e incomparable grandeza de Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo.»
No olvidemos, que cuando Jesucristo nos enseñó a orar en el Padre Nuestro, lo primero que subrayó es nuestra relación con el Dios Trino, nuestro Padre.
Si no aprendemos quién es ese Padre y cómo obra en el cielo y en la tierra, ¿qué sentido van a tener nuestras oraciones? Nuestras peticiones en lugar de ser Dios-céntricas, se convertirán en yo-céntricas.
La oración es un hijo hablando con su Padre a quien mucho ama, compartiendo lo más íntimo de su corazón:
Es una persona sola, en su aposento con la puerta cerrada, hablando con Dios: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”
Es concebir que nuestro Padre, sabe de qué cosas tenemos necesidad, antes que nosotros se lo pedimos. Él ya lo sabe todo, solamente abre tu corazón confiadamente al Padre celestial y siente el abrazo de su amorosa respuesta: Jesús dijo: “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:14).
Además, la oración es un encuentro con otros hijos de Dios, todos unidos buscando la bendición de Dios y la respuesta a sus promesas: “Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María”(Hechos 1:14).
La Oración es el grandioso recurso que tenemos cuando nos encontramos en severos problemas: “En mi angustia clamé al SEÑOR, y él me respondió. Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, y tú escuchaste mi clamor” (Jonás 2:2).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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