¡Oh qué amor!

Poderoso Dios, cuan perfecto es tu amor, tú lo diste todo en un acto de entrega, sacrificaste a tu Hijo Único para salvar a la humanidad, pero disfrutamos tu amor quienes ponemos nuestra fe en Cristo. Este es un amor asombroso, tan especial y divino, que solo me queda refugiarme en esa fuente inagotable de amor. Te amo Señor. Amen.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
“Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”

En la Biblia, la palabra Amor sobresale entre todas las palabras de la Escritura, Dios mismo es Amor, y todo lo que ha hecho, hace y hará, nace en este Amor, y se nos demanda caminar en Amor; pues la gran necesidad de la humanidad es el Amor.
La Palabra de Dios, describe “el amor”: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” Así es como Dios nos ama, y la más grande expresión del amor de Dios nos es comunicada por Juan 3:16, al entregar a su Hijo unigénito, para que nosotros tuviéramos vida eterna.
Podemos ver en estos versos que el deseo más grande de Dios es que nos unamos con Él en el cielo. Él hizo posible este camino, pagando el precio por nuestros pecados. Él nos ama, porque así lo decidió como un acto de su voluntad.
Extraordinariamente, Dios ha otorgado a aquellos que reciben a Jesucristo como su Salvador personal, la habilidad de amar como Él lo hace, a través del poder del Espíritu Santo. ¡Qué privilegio y desafío tenemos!
La Biblia dice: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”; entonces decide amar, porque es tu decisión. Decide amar a tu prójimo, a tu esposo(a), a tus enemigos, porque es la voluntad de Dios.