Ofrenda que trae gozo
2018-10-11
1. Oración inicial
Amado Dios, acepto con alegría de corazón las situaciones de mi vida, como parte de tu plan y voluntad, sea que tenga abundancia o escasez, me gozo en tu presencia. Quiero con gozo en mi alma, dar lo mejor de mí y de mi ganancia como fruto de amor, justicia y generosidad. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”, Filipenses 4:10-12
3. Reflexiona
Pablo fue detenido en Jerusalén y encarcelado por dos años y luego fue trasladado a una prisión en Roma. En estas circunstancias los Filipenses no habían tenido contacto con Pablo, pero al enterarse, ellos se ocupan de sus necesidades con sus ofrendas. Pablo comparte la alegría de recibir la ofrenda de los filipenses, pues él tenía gran necesidad, y a pesar de que el apóstol sabe vivir alegre, teniendo mucho o teniendo poco, se regocija con estas dádivas.
Notemos la enseñanza que él quiere dar a sus seguidores y a nosotros para que aprendamos de su ejemplo y practiquemos lo mismo. Muchos somos indiferentes a la necesidad de nuestro prójimo y si ayudamos, siempre lo hacemos con lo que nos sobra, pero la Biblia nos enseña diferente: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28)
Ahora, si hay escasez o hay abundancia es parte del plan y la voluntad de Dios, con lo cual tenemos que aprender a vivir bien cualquiera que sea nuestra situación, tanto a quedar saciado como a pasar hambre. Jesucristo repetidamente nos habla de las cosas materiales y dijo: «No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? […] Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:31-33).
Cuando el Espíritu de Dios derrama amor en el corazón de una persona, hay desapego a las cosas materiales y despierta la generosidad; esto es guardar tesoros en el cielo. La generosidad tiene que ser un ejercicio sabio, como administración de los bienes que el Señor nos ha dejado prestados.
La persona que invierte en la eternidad, ayudando al necesitado y apoyando la obra del Señor, es la persona que verá suplidas sus propias necesidades. Dios promete recompensar a aquel que administra sus bienes con fidelidad. Por eso, Pablo dice: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).
Es importante encontrar libertad en nuestras vidas sobre las cosas materiales, pues el dar es un fruto de justicia, de amor y generosidad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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