Obedecer a Dios sin excusas. Parte 1

Amado Dios todos los días de mi vida quiero cumplir fielmente los mandamientos que tú has prescrito. Tú has dicho sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer, pues me apropio de tus promesas. Gracias Señor Amen

“Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra”, Deuteronomio 28:1

Obedecer a veces es muy difícil, más cuando aquello que ha sido ordenado va en contra de nuestra voluntad humana. Pues, nuestro espíritu siempre querrá hacer la voluntad de Dios, pero nuestra carne muchas veces se rehúsa a llevarla a cabo.
Dios sabe porque está mandado a hacer lo que muchas veces nos manda a hacer, y casi siempre lo cuestionamos, queremos entender desde un principio el ¿por qué? y el ¿para qué? de las cosas, pero Dios no tienen la obligación de responder a esas dos preguntas.
La mayoría de los hijos son desobedientes con sus padres pero los padres tienen que ejercer la autoridad sobre sus hijos, y no siempre tendrán que dar explicaciones completas sobre el porqué de una orden. Simplemente lo hará porque el padre sabe que es lo mejor para su hijo y más aún cuando se sabe que el buen padre al hijo que ama corrige.
Cuando Dios te da una orden, ¿Tienes que entenderla para llevarla a cabo?, o ¿Tienes que llevarla a cabo sin entenderla? Seguramente muchos dirán: “Tengo que entender su orden para llevarla a cabo”, pero yo no tengo que entender lo que Dios me está mandando a hacer para llevarlo a cabo, al contrario, tengo que llevarlo a cabo aun cuando muchas veces no lo entiendo.