Nuestra más grande necesidad es la oración
2016-09-27
1. Oración inicial
Cristo, una vez más, como te lo pidieron tus discípulos, enséñame a orar. A reconocer mi incapacidad para resolver los problemas difíciles de mi vida. A acercarme a tu trono de gracia para alcanzar tú oportuno socorro. Que la oración sea mi necesidad diaria, para poder estar siempre delante de ti, esperando que obres soberanamente. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho”, Salmo 115:3
“Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”, Daniel 6:10
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad”, Jeremías 33:3,6
3. Reflexiona
Dios es soberano y procede como Él quiere, por eso el actúa de acuerdo con su voluntad que es buena, agradable y perfecta. La oración del cristiano no debe ser un intento por forzar la mano de Dios, hacia lo que quiere, sino un reconocimiento humilde de nuestra necesidad y dependencia.
Las personas a menudo, piensan en la oración como una válvula de escape, que debe abrirse cuando todo lo demás ha fallado. Esto toca solamente el borde del rico vestido de la oración.
Para el profeta Daniel la oración era un ejercicio espiritual regular que no debía dejarse pasar por ninguna circunstancia. Era un estilo de vida. Jesús también nos enseñó que la verdadera oración es una conversación diaria con nuestro amado Dios. Tal oración nos ayuda a desarrollar una relación con Dios inmediata y cercana en todo tiempo. En los momentos de alegría y cuando las nubes de la tormenta se avecinan. Pablo nos dice en 1 Tesalonicenses 5:17 “Orad sin cesar”. La oración debe ser luz diaria, no una sobrante llamarada. Ni debe ser una vana palabrería y repetición, como nos dijo Jesús.
Todos somos conscientes del caos que rodea a nuestra vida y a nuestra nación y la única solución es la oración, ya que es acceso directo al Soberano Dios, al Rey de reyes y Señor de señores. “Al que todo lo hace”, al que tiene el control de todo. Que privilegio poder llegar directamente a su Presencia. No necesitamos intermediarios, sino a Jesús como nuestro Mediador.
El reconocimiento de nuestra necesidad hará que Dios actúe. Llevemos nuestras cargas. Acerquémonos confiadamente a su trono de gracia para alcanzar el oportuno socorro. Recordemos que no importa que tan espinoso sea nuestro problema, para el Dios Soberano no hay nada difícil ni imposible. La oración obra grandes cosas, por eso no seamos sordos a la voz del Señor cuando nos llama a orar por nuestro hogar, por nuestra nación y por todos los que tenemos a nuestro lado.
Hoy es tiempo de doblar nuestras rodillas delante del Padre, por nuestra nación, nuestra familia y nuestra vida y descansar en su soberanía.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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