No veremos la muerte

Gracias Señor por tu palabra que me lleva de la muerte a la vida, que me ha rescatado de la esclavitud del pecado. Amén.

«De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.»
S.Juan 8:51.

No se trata de la vida física actual, si no de la vida eterna, o de la resurrección prometida por Jesús. Así como El resucitó, también nosotros, confiando plenamente en El, haciendo lo que nos dejó escrito, seremos resucitados. Su palabra nos da vida, busquemos con toda diligencia, estudiarla y ponerla en práctica en todo momento, y tendremos vida eterna. Este es nuestro consuelo, que El preparó moradas eternas para cada uno de nosotros que hemos creído en su nombre, un lugar de gozo, paz y amor, donde seremos consolados y saciados con su presencia. (Juan 14).