No tendré sed jamás
2016-12-21
1. Oración inicial
Señor, que cada día de mi vida tenga una razón de ser, un objetivo claro, que mi vida sea tan productiva para que de alguna manera pueda beneficiar a otros. Que sea como un manantial que calme la sed espiritual de este mundo. Señor permite que siga creciendo y permíteme ser un grato olor de Cristo, que impregne la vida de otros.
2. Lee la palabra de Dios
«Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.», Isaías 58:11
«Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.», Juan 4: 13-14
3. Reflexiona
Si nos quedamos quietos en vez de seguir avanzando hacia el conocimiento de Cristo, podemos estancarnos espiritualmente y volvernos como un charco estancado que se pudre y coge mal olor. La frescura se mantiene por la constante búsqueda de Dios y su Palabra, el deseo ardiente de compartir momentos íntimos de oración con el Señor, el compañerismo con otros y el amoroso servicio a los demás. Dios no solo nos renueva, sino que nos bendice en cada paso del camino. Una fuente indica «agua viva», ilustrando así la regeneración que nos conduce a la vida eterna.
Nuestras almas necesitan agua y alimento espirituales. La Palabra viviente, Jesucristo, puede satisfacer el hambre y la sed del alma de muchos que están sedientos en este mundo. Quienes participamos del Espíritu de gracia, y del consuelo del evangelio, nunca nos faltará lo que da abundante satisfacción al alma.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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