¿No temeré?
2021-05-18
1. Oración inicial
«Gracias Señor Jesucristo por recordarme mi posición espiritual y quien soy en ti. Me has dado toda potestad aquí en la tierra para derrotar la adversidad que me envíe el enemigo; recuérdame que eres mi Consolador, mi Hacedor y el Rey de todos los ejércitos celestiales. Tú eres quien me respalda, por eso no he de temer lo que pueda hacerme el hombre. Quiero confiar y esperar siempre en ti. En Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige? Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos”. Isaías 51:12-13, 15
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Salmo 27:1
3. Reflexiona
A veces nos olvidamos quién es nuestro Dios, especialmente cuando sentimos temor frente a los retos que la vida nos presenta, o cuando nos sentimos amedrentados por lo que otras personas puedan llegar a hacernos. El Señor, hoy quiere alentar nuestro corazón, por eso comienza diciendo “Yo soy vuestro consolador”, el que siempre está a nuestro lado, el que hace justicia a los que le claman y abre sendas donde no las hay. Hoy nos confronta con una pregunta: ¿Quién eres tú para que tenga temor del hombre, que es mortal? ¿Quiénes somos nosotros para que le temamos al hombre que Dios compara con el heno?
La manera como nos miremos a nosotros mismos nos dará la respuesta frente a la intimidación y los ataques que recibamos de otros. Si nos concentramos en nuestras debilidades, fácilmente seremos vencidos por las adversidades, pero si nos miramos como Dios nos ve, empoderados en su Nombre, revestidos de Cristo, llenos y controlados por su Santo Espíritu, podremos vernos como tantos hombres y mujeres de la Biblia, que a pesar de sus fragilidades, fueron usados por Dios y terminaron haciendo proezas solo por la fe y la confianza en Él.
Veamos: Hebreos 11:33-34 “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros”. Tenemos al Todopoderoso con nosotros.
Cuando ponemos nuestra seguridad en el Señor, Él nos fortalece, cuando confiamos en su poderío y dejamos de confiar en nosotros mismos, Él nos saca triunfantes de cualquier situación. Apropiémonos de la autoridad que nos ha delegado y cumplamos nuestra tarea como embajadores de Cristo en el lugar donde nos encontremos.
Recordemos cómo los apóstoles no dejaron de llevar el evangelio a pesar de las amenazas. Hechos 4:18-20 “Y llamándoles, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Romanos 8.31
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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