No temas; porque yo te redimí
2020-12-30
1. Oración inicial
«Papá Dios, gracias, gracias porque me amas, yo entiendo que te necesito y que sin ti no sería posible tener una vida plena y en abundancia, te alabo y te bendigo porque solo tú, Señor, me pudiste liberar de la esclavitud en la que me encontraba por causa del pecado, enviaste a tu hijo y condenaste al pecado en su carne mediante el sacrificio en la cruz, ahora sé que no debo temer sino confiar en que tu Espíritu vivificará mi cuerpo y me permitirá andar conforme a tu voluntad y propósito, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” Romanos 8:2
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!” Romanos 8:15
3. Reflexiona
¿Temor o inseguridad por la posibilidad de volver a cometer los mismos errores del pasado? El Señor te dice: no temas; porque yo te redimí.
El Dios todopoderoso y eterno que nos ha adoptado como sus hijos en Cristo nos está diciendo el día de hoy, ‘yo envié mi Espíritu Santo a morar en ti para que ya no vivas para el pecado, sino que ahora te dejes guiar y vivas conforme al Espíritu’.
Hermanos, dice la Palabra de Dios que, si nosotros hemos recibido a Cristo en nuestra vida, somos libres del poder del pecado que lleva a la muerte, gracias al Espíritu Santo que ahora mora en nosotros y nos da la libertad y capacidad para vivir de acuerdo con lo que agrada a Dios, que en realidad nos da la vida y la paz (Romanos 8:2, 6).
Hemos sido liberados y no tenemos ninguna deuda con el pecado, no tenemos que estar obedeciendo a lo que nuestra carne nos incita a hacer, por el contrario, estamos llamados a hacer morir esas malas acciones a través de la dirección y poder del Espíritu Santo que mora en nosotros y nos da la capacidad para ser obedientes a Dios.
Así que, no tenemos que vivir con temor a causa de nuestro pasado, porque no hemos recibido un espíritu de esclavitud, sino el Santo Espíritu de Dios quién nos da la seguridad que ahora somos hijos de Dios y libres del poder del pecado.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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