No te preocupes por el mañana. Parte 1
2016-11-03
1. Oración inicial
Señor, mi Dios, hoy te quiero entregar toda preocupación y todo afán, descanso en ti, tengo la confianza que todo lo que me dices es cierto y se cumple, por lo tanto no hay incertidumbre en mi vida porque tú me amas y con eso tengo más que suficiente.
2. Lee la palabra de Dios
«Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?», Lucas. 12.25
3. Reflexiona
Esta pregunta es contundente, ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?, pero en nuestra vida diaria nos preocupamos tanto por el alimento, el vestido y por las necesidades básicas, que terminamos perdiendo la salud de nuestro cuerpo y la misma vida. Qué utopía que aquello por lo que luchamos es lo que nos enferma y nos mata, y una vez lo conseguimos no lo podemos disfrutar; pero si se realiza de la forma que Dios nos enseña hay una gran diferencia. No quiere decir esto que no trabajemos con diligencia y gran esfuerzo, pero sin perder la tranquilidad, la calma, la paz. La fuente de esta tranquilidad es la confianza en Jesús, pues al final Él es quien nos da el trabajo, nos da sabiduría para mantenerlo y la salud para poderlo ejecutar. Si todo está bajo su control, debido a la confianza que tenemos en él, ¿por qué hemos de preocuparnos?
Si no podemos dejar de preocuparnos y afanarnos desmedidamente por algún asunto, esto es síntoma de una relación inconstante con Dios o una inexistente relación; por lo tanto debemos ir a su presencia, en oración y clamarle por esa paz maravillosa que supera todo entendimiento. El ser humano puede tener casi todo, riqueza, lujos, pero daría todo lo que tiene por la tranquilidad y la paz verdadera; ésta no existe fuera de Dios y de su Palabra. ¿Dónde está nuestra calma a los afanes de la vida? Está en la confianza absoluta de que lo que dice Jesús en su Palabra es más real, más cierto y con más certeza que el mismo aire que respiramos al amanecer hoy.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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