No se inquieten por nada
2016-11-01
1. Oración inicial
Señor te entrego a ti toda preocupación, todo afán que intranquilice mi alma, deposito toda mi confianza en ti, sabiendo que tú tienes el poder para transformar toda situación para gloria y alabanza de tu nombre, gracias porque me prometes cuidarme. Amén
2. Lee la palabra de Dios
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.», Filipenses 4:6-7
3. Reflexiona
Preocuparse es dejar de colocar en nuestros planes a Dios y sus promesas. Cuando el salmista está diciendo “por qué te turbas dentro de mi”, se refiere a una preocupación interna, que causa angustia y la respuesta de su oración concluye en esperar confiadamente en Dios. Esperar confiadamente en Dios significa, que una vez que llega el problema o necesidad, inmediatamente nos arrodillamos y entregamos a Dios toda angustia o preocupación, derramando nuestro corazón delante de Él; sólo nos levantaremos cuando tengamos a cambio, esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Solamente hasta que tengamos paz y tranquilidad, podemos escuchar su voz a través de su Palabra y tomar decisiones acertadas. No podemos escuchar su voz en medio del ruido de nuestras preocupaciones y afanes, necesitamos buscar su calma, en su presencia, y luego Él nos mostrará el camino que debemos seguir. No podemos tomar decisiones en medio de la tristeza, la ansiedad, la preocupación, el desánimo, sometidos a nuestras emociones y sentimientos. Busquemos la calma en medio de la tempestad que sólo Cristo puede realizar. Al final, Él es único quien tiene el poder de cesar la tormenta.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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