No olvides las obras de Dios
2015-11-03
1. Oración inicial
Amado Dios, tu mano prodigiosa siempre ha estado sobre mí, me has liberado de la opresión del pecado, me has dado libertad de tanta atadura, ayúdame Señor a no volver atrás, y cometer los mismos errores de tu pueblo. Te amo Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley; Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. Les guió de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos. Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;”
3. Reflexiona
En este salmo se hace un reconocimiento de la fidelidad de Dios para Israel. Y compara las dos actitudes, la de Dios y la del pueblo. Israel estaba esclavo en Egipto y clamaban por un libertador. Dios a su tiempo actúa y a través de Moisés los libera y lo hace con mano poderosa, demostrando el inmenso poder que tiene mediante milagros prodigiosos.
La nación más poderosa del planeta y el rey más temible del mundo quedan subyugados por la Soberanía de Dios y permiten que Israel salga de Egipto a la tierra prometida; pues, la manifestación de la fidelidad de Dios no se detuvo allí. Apenas habían salido se encuentran cercados por el Mar Rojo. Y Dios nuevamente actúa.
Pasaron entre dos paredes de agua, sobre tierra seca, para poder escapar del ejército de Faraón. Y las mismas paredes de agua que a ellos los dejaron pasar, fueron las que ahogaron a todo el ejército que los estaba persiguiendo.
Unos pasos más adelante, el pueblo tiene sed. El desierto es inclemente y fatiga. ¿De dónde sacar agua para más de dos millones de personas con sus animales? Dios vuelve a mostrar su fidelidad y les da agua. El salmista recuerda estos tres grandes eventos para mostrar el poder y el amor de Dios. Y termina diciendo que el pueblo volvió a pecar contra Dios. No habían pasado ni diez días y ya estaban quejándose, criticando, murmurando y pecando.
No tuvieron memoria, no tuvieron conciencia de quien es Dios y solo siguieron sus impulsos egoístas para justificar su actitud injustificable. Hoy leemos esta historia y la criticamos con dureza. Decimos que Dios no se merece que volvieran a pecar.
Y en nuestro tiempo de tanto avance, nosotros volvemos a cometer el mismo error. En otras condiciones, con otras excusas, pero hacemos lo mismo. Perdemos la memoria de las bendiciones que Dios nos da. Tenemos a menos su perdón y la salvación que nos dio en el Calvario. Y volvemos a pecar. Qué iniquidad la nuestra.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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