No nos cansemos de hacer el bien

Padre, tú eres quien alienta y corrige mis pasos, lléname de tu Espíritu para no desanimarme en medio de las contradicciones de la vida, tú me das nuevas fuerzas y reconfortas mi alma. Amén

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”, Gálatas 6:9

Es evidente que nos cansamos, sobre todo cuando el fruto de nuestro esfuerzo no lo vemos recompensado de acuerdo con su nivel de intensidad. Pero Dios nos alienta y nos instruye para no desmayar, para no ‘tirar la toalla’, porque a su tiempo recibiremos la recompensa.
Una clave para no desfallecer es considerar o reflexionar en el ejemplo de Jesús, pues mucha gente lo despreció, lo trató mal cuando Él sólo les daba amor y les enseñaba (Hebreos 12:3); aún sus propios discípulos lo abandonaron, pero Él siguió adelante. Así nosotros también, no debemos rendirnos ni desanimarnos, pero sí enfocar nuestros esfuerzos de manera más inteligente y con la sabiduría que nos enseña la Palabra de Dios.
Si estamos en una prueba o dificultad, soportémosla con paciencia y humildad, pues al final, según las fieles promesas de Dios, no habrá sido en vano (1 Corintios 15:58); si sembramos con lágrimas, resistiendo en la dificultad, segaremos con alegría (Salmos 126:5).
Si por hacer el bien o por hacer lo correcto sufrimos contradicciones o menosprecio, no dejemos de hacer lo que agrada a Dios (2 Tesalonicenses 3:13), pues los que tienen perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor y vida eterna. (Romanos 2:7) Al final es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal. (1 Pedro 3:17).
Así que, no nos cansemos de hacer lo que agrada a Dios, de hacer el bien a los demás; puede que no sea fácil, no es en nuestra fuerza, pero de Dios vendrá la recompensa y también la fortaleza para seguir adelante. (2 Tesalonicenses 3:13)