No condenemos
2017-10-30
1. Oración inicial
Padre, gracias en el nombre de Jesús, porque ninguna condenación hay en mí, guíame a andar en el Espíritu y no en la carne para vivir en tu libertad. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.”
Salmos 34:18.
3. Reflexiona
Que sería de nosotros si por nuestros pecados por graves que fueran, no encontráramos perdón y misericordia, o si nos dijeran: “te perdonamos pero sigue encerrado, no mereces seguir viviendo con los mismos derechos; los has perdido”. Lo anterior es el mensaje de la sociedad, al juzgarnos por lo exterior, por la apariencia, mientras que Dios mira el corazón.
La libertad que Cristo nos concedió, nos permite obedecerle por amor y no en nuestras fuerzas, sino en el poder del Espíritu Santo, por no vivir ya bajo la ley, sino bajo la gracia. Ahora, pues, dice la palabra de Dios en Romanos 8:1 “ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesús”. Así tampoco condenemos a los demás, si la persona no cree en Jesús, con nuestro ejemplo y con el evangelio edifiquémosla con amor y paciencia, y si es un hermano creyente que ha caído, levantemos su ánimo y fe mediante la Palabra de Dios.
Por lo tanto, no nos convirtamos en jueces de nuestros hermanos, como nos enseñó Jesús: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.”(Lucas 6:37 ).
Tampoco utilicemos la Palabra de Dios como excusa para condenar, cuando sacamos fuera de contexto un versículo, convirtiendo un principio espiritual en un pretexto para condenar, al mezclarlo con enseñanzas de hombres.
Siempre hay una puerta abierta para el pecador que se arrepiente, es el mismo Señor Jesucristo, esperando nuestro cambio radical de actitud así también con su amor restableciendo y restaurando nuestra vida llenándola de bendición (Salmo 107). Tengamos la misma actitud de amor hacia los demás, que Jesús tuvo hacia nosotros “en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”(Romanos 5:8).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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