Mostrar la humildad, paciencia y verdad de Cristo si somos criticados
2019-09-25
1. Oración inicial
Señor, anhelo responder como tú lo hiciste ante la ofensa, ser lleno de tu gracia y de tu amor ante la crítica, guíame a tener tu carácter. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”, Isaías 53:7
“y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”, Mateo 26:60-63
3. Reflexiona
Si bien la Biblia nos enseña a no criticar, ¿cómo respondemos ante una crítica? En muchas ocasiones, no necesariamente son ofensas directas las que recibimos sino que se cuestiona nuestra forma de ser, o nuestra forma de pensar, o se nos cuestiona en nuestro trabajo por el cómo hacemos las cosas. Pensamos que estamos haciendo lo mejor, pero si alguien coloca en duda nuestro trabajo o cualquier responsabilidad que estemos ejerciendo, nos sentimos atacados. Entonces, ¿cómo debemos responder ante la crítica, la presión por rendir cuentas de lo que hacemos, o el que alguien no esté de acuerdo con nosotros?
Nuestra reacción primaria es defendernos o hacer valer nuestro trabajo. Pero Jesús nos mostró que debemos actuar con humildad, con paciencia, y sobre todo prefirió callar de amor ante los necios cuestionamiento que le hacían sus acusadores.
Cuando inicialmente lo acusaron, torcieron las palabras que Jesús había dicho para mostrarlas como evidencia para condenarlo; ante esas falsas acusaciones no respondió con ira, ni venganza, pero cuando le pidieron responder quién era, con toda verdad declaró que era el Mesías el hijo del Dios viviente.
Cuando somos acusados, o cuestionados, es nuestra oportunidad para actuar de la misma manera que Jesús, con sabiduría y paz en el corazón, no responder con la misma reacción de quien nos acusa, sino como la escritura nos enseña en este sentido a: “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” (1 Pedro 3:9),
Así hermanos, siendo coherentes con lo que creemos, hacemos y hablamos, por último, cuando nos pidan o pregunten quienes somos, podamos evidenciar lo que hay en nuestro interior: la humildad, paciencia y verdad de Cristo, y podamos luego declarar con toda seguridad: “soy un hijo De Dios”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn