Morir al viejo hombre. Parte 2

«Padre, me despojo del viejo hombre que está corrompido y no puede cambiar, acepto la nueva vida en Cristo Jesús, que por tu Espíritu puedes revelarme paso a paso cómo experimentarla, cambiando mi manera de pensar, para gloria de tu nombre, amén»

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, Efesios 4:22-24
“Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.”, Hebreos 4:8-10
“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”, 1 Timoteo 6:12

Se trata ahora de aceptar e identificarnos con Cristo, en su muerte y resurrección: y esto se hace a diario, renunciando o haciendo morir en nosotros todo lo carnal, para que la nueva vida en Cristo, se refleje y manifieste el fruto del Espíritu “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23)
Las virtudes de Cristo emergen del fondo, cuando nos despojamos del viejo hombre, que está viciado, que no puede mejorar, ni cumplir los mandamientos, ni agradar a Dios. Se trata de morir, pero también se trata de vivir la nueva vida; de explorar y aplicar en todo, la nueva naturaleza que tenemos. En nuestro interior mora Cristo, fue derramado el mismo amor de Dios, por esto ya no debemos luchar pidiendo lo que ya tenemos, sino persistir en usar el don que ya recibimos para reinar en vida sobre el pecado: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” (Romanos 5:17).
Esta es por tanto, la vida en el Espíritu que Dios quiere que vivamos, vivir en el Espíritu es andar paso a paso, experimentando la nueva realidad que Cristo nos concedió en la cruz, por gracia mediante la fe. Y esto es una hermosa batalla, como la del pueblo de Israel guiados por Josué para tomar posesión de la herencia, de la tierra prometida, venciendo gigantes en el poder de Dios. Esto anterior, era un tipo de modelo que nos revela para hoy en día, nuestra batalla diaria para tomar las riquezas y posesión del reposo final, guiados por nuestro Josué definitivo, Jesús. Cristo en nosotros, peleando con nosotros la buena batalla de la fe.