Misericordia de Dios y Rebelión del Hombre
2020-05-07
1. Oración inicial
«Padre, Señor y Dios nuestro; hoy, con un corazón contrito y humillado buscamos tu rostro y misericordia, porque sabemos por tu santa palabra, en la que creemos firmemente, que tu misericordia sobrepasa todo entendimiento y que es desde siempre y para siempre, a pesar de nuestros pecados y rebeliones, porque sin importar la situación que estemos viviendo o si con un corazón sinceramente arrepentido buscamos tu misericordia, siempre la vamos a encontrar y siempre vas a escuchar la oración de un pecador arrepentido. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;” Isaías 59:1
“Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Isaías 59:2
3. Reflexiona
Dios, nuestro Dios, que nos ama con amor eterno, no aparta de nosotros sus ojos ni su misericordia, su mano poderosa la mantiene extendida para cubrirnos en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida y su oído siempre está atento para escuchar nuestras peticiones y ruegos. Recordemos que es el Padre Perfecto, que nos dice: “¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mateo 7:9-11)
Dios siempre está dispuesto pero el hombre necio, contumaz y rebelde se aparta de Él para andar en sus propios caminos, conforme a sus pensamientos y deseos, desobedeciendo a la voz de su Palabra y pecando contra Él, contra su prójimo y contra sí mismo, al punto de hacer que Dios oculte su rostro para no oír y, es allí donde el enemigo ataca con todo su poder buscando matar y destruir al desamparado porque sabe bien que “alejados de Dios, nada podemos hacer.” (Juan 15:5 parte 2) Pero aún en las circunstancias más adversas de la vida, estando en el hoyo más profundo en que nos podamos encontrar; si, con un corazón sinceramente contrito y humillado, buscamos su rostro y su misericordia, siempre lo vamos a encontrar porque nunca su mano se acorta para salvar, ni se agrava su oído para oír al hombre que con sinceridad le busca.
Por tanto, sabiendo de la fidelidad y la misericordia de Dios, nada mejor que vivir en obediencia a la voz de su palabra, con el temor de Dios en nuestro corazón, agradándole en todas las cosas, porque su palabra nos dice: “Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios.” (Eclesiastés 2:26) Y ¿cuál es el hombre del que Dios se agrada? En toda nación Dios se agrada del que le teme y hace justicia. (Hechos 10:35)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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