Manso y humilde
2021-04-12
1. Oración inicial
«Padre, por medio de la preciosa sangre de Cristo vengo delante de ti, me rindo a tus pies y te entrego toda mi carga y mi cansancio conforme dice tu Palabra me harás descansar; Señor, quiero aprender de ti, tu humildad y mansedumbre, por esto te pido me ayudes a permanecer en ti, en tu amor y tu Palabra y así hallar ese descanso para mi alma, gracias, poderoso Dios. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Mateo 11:28-30
3. Reflexiona
En el día a día son muchas cosas que debemos atender, decisiones que tomar, personas que tratar y problemas que enfrentar, por lo que es muy probable que en algún momento lleguemos a sentirnos trabajados y cargados.
Cuando esto suceda tenemos la Palabra fiel a la que hacemos bien en estar atentos, la cual nos dice: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29b); y esto se debe a que una de las formas en la que nosotros más nos cargamos, es cuando nos enojamos, airamos, amargamos, mentimos o somos orgullosos. Cuando nosotros nos mantenemos enojados, tratamos de sostener una mentira o una apariencia, se nos vuelve una carga porque no es algo normal, natural o que haga parte integral de nuestra vida, sino que, por el contrario, son cosas que nos roban el amor, el gozo y la paz; virtudes que sí hacen parte de lo que Dios tiene y quiere para nosotros.
Nosotros tendemos a pensar que las personas humildes, mansas y pacíficas viven cargadas o agobiadas porque cierran su boca ante un insulto, son obedientes en todo, hacen favores sin mirar a quien y sin esperar nada a cambio, devuelven bien por mal o no toman venganza cuando alguien los ofende, y resulta que no es así. Lo que nos enseña nuestro Señor Jesús es todo lo contrario, es el yugo fácil y la carga ligera la que Él nos ofrece; y cuando nosotros actuamos de esa manera estamos mostrando que somos verdaderos seguidores de Cristo y que estamos aprendiendo de Él, pues dice su Palabra “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;” (1 Pedro 2:21).
Hermano, cuando te sientas tentado a cargarte con enojo, ira, amargura, orgullo o mentira, corre a la presencia del Padre, entrégale todos tus motivos, descansa en Él y recárgate de Él.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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