Los muros de Jericó
2015-10-15
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, gracias porque has derribado muros alrededor de mí que me impedían vivir en armonía con los míos. Todo pasado lo he colocado en tus manos, y me has dado libertad. Te amo Señor Amen
2. Lee la palabra de Dios
“AHORA, JERICÓ ESTABA CERRADA, BIEN CERRADA… NADIE ENTRABA NI SALÍA.”
3. Reflexiona
La Biblia dice: “Jacob se quedó solo” (Génesis 32:24). No dice que quisiera estar así o que le agradara estar así; dice que se quedó solo. Cuando eso también te ocurre a ti, puede ser destructor. Y te puede llevar a padecer del “Síndrome de Jericó”. ¿En qué consiste?
Muchas veces nos sucede lo de Jericó, quedamos bloqueados emocionalmente, Tenemos temor de proyectarnos o dejar que alguien se acerque a nosotros. Hemos construido un muro alrededor nuestro para que nadie nos lastime. Ese muro puede aprisionarnos, y también a los que nos rodean.
Por ejemplo: puedes casarte en Jericó, pronunciar los votos más fervientes, llevar el vestido deslumbrante, cambiar los anillos, ir de luna de miel y aun así tener la muralla levantada y puedes decirte: “Si me deja, estoy lista. Tengo una cuenta bancaria de la que no le hablé. Tengo un plan de emergencia por si las cosas no funcionan.”
Jesús dijo que: “El hombre se unirá a su mujer” (Mateo 19:5). ¿Pero cómo te vas a unir si no se te puede tocar porque hay un muro de amargura, temor y desconfianza? Pablo escribe que el amor siempre busca lo mejor (Corintios 13:4-8). ¡Es hora de liberación! Tienes que echar fuera a los fantasmas de ayer si quieres tener la esperanza de un futuro verdadero juntos. Deja ya de revivir tu pasado y entrégaselo al Señor. Él es el restaurador de muros, el restablecedor de comunicaciones, el promotor de la autoestima, el sanador de los corazones doloridos y de las relaciones rotas. Él puede ayudarte a vivir con gozo; ¡sólo tienes que volverte a Jesús!
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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