Los Matices del amor

«Padre Santo, tú eres amor y así como nos has amado en Cristo, quieres que ahora nosotros nos amemos unos a otros. Te pido Señor, que tu amor derramado en mi corazón por el Espíritu Santo que me has dado, pueda experimentarlo y vivirlo de tal manera que mis acciones hacia mi prójimo sean un completo reflejo de ese verdadero amor. Amén.»

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7

Hoy en día, el concepto o las ideas acerca del amor abundan cada vez más y entre más se intenta definir esta palabra, más se distorsiona, menos se logra concretar y menos aún practicar verdaderamente. Pero si acudimos a la Biblia, existe un pasaje clave para poder entender qué es amor, qué no es amor y cómo se comporta el verdadero amor, y es 1 Corintios 13:4-7 (la porción Bíblica de hoy). En ella encontramos una serie de virtudes que conforman el verdadero amor, lo que podemos ilustrar como los matices del amor. Entonces, cuando nosotros hablamos de amor y de amar al prójimo como Dios nos manda, indudablemente estas virtudes deben estar presentes en nosotros.

Ahora, aunque el amar verdaderamente es con hechos y no solo con palabras (1 Juan 3:18) a esos hechos o acciones lo que los debe impulsar es el amor, porque como decía el Apóstol Pablo “si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” (1 Corintios 13:3); es decir, el amor es más que la acción, es la motivación, la fuerza interior que nos impulsa a realizar esa acción de manera genuina; y esto solo se puede traducir como el amor de Dios en nosotros (Romanos 5:5).

Entonces, para nosotros saber que estamos practicando correctamente estos matices, podemos preguntarnos con qué motivación lo estamos haciendo, por ejemplo, el matiz de la bondad, cuando soy bondadoso ¿lo hago porque me nace del corazón o porque sé que esa persona me va a poder recompensar más adelante?; el matiz de no ser envidioso, cuando le digo a mi vecina o vecino que me alegra mucho que haya podido comprar sus nuevos zapatos ¿estoy siendo honesta o en realidad me gustaría que estuvieran defectuosos y se le dañaran rápido?; o el matiz de no guardar rencor, cuando perdono a otra persona por alguna ofensa recibida ¿lo estoy haciendo sinceramente o en mi corazón estoy contando las veces que me ha ofendido para luego tener excusa y ofenderlo intencionalmente o quizás para no hacerle algún favor?

Hermanos, los matices del amor son acciones llenas del verdadero amor, el amor de Dios.