Lo que contamina al hombre
2020-03-19
1. Oración inicial
«Señor, me acerco a ti hoy, a pedirte que perdones, que purifiques en lo más profundo de mi corazón toda maldad y a pedirte perdón porque he olvidado colocar como prioridad las cosas eternas. Desde hoy, quiero tenerte en cuenta aun en los más pequeños detalle de mi vida. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.” Marcos 7:8-9
“Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.” Marcos 7:18-23
3. Reflexiona
Los fariseos y maestros de la ley, colocaban como prioridad prácticas externas, con las que pretendían que el pueblo de Israel se limpiara o se purificara. Sin embargo, se olvidaban de lo más importante: buscar el perdón de Dios para tener una conciencia limpia (Santiago 4:8).
Así mismo hoy, atacamos lo externo, pero dejamos la raíz del problema sin solución. Los problemas, enfermedades, plagas que estamos sufriendo hoy, son el fruto del pecado, de no haber obedecido a Dios.
La tierra está enferma, debido al pecado de sus moradores, como se predijo en Isaías 24:5b: “porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno.” Esa es la causa, olvidarse de Dios, para ir en busca solo de lo material, de la riqueza, de la vanagloria del mundo. Así que, ¿cuáles son nuestras prioridades? ¿Las cosas externas o las cosas eternas?
Así como colocamos cuidado de lavarnos y limpiarnos externamente, lo cual es importante, coloquemos como prioridad, con suma urgencia, que nuestra conciencia sea limpia de todo pecado y de la culpa, a través de la preciosa sangre de Cristo.
Recordemos por lo tanto que: “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14). Por lo tanto, lo que contamina al hombre es el pecado y lo que radicalmente nos purifica es la fe en Cristo, demostrada cuando obedecemos su Palabra.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Escúchanos en Spotify
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn