Llevar la cruz

Señor, prepárame para llevar la cruz que me has asignado, para tomarla cada día con alegría y poder seguirte. Sé que esto implica renuncia y sacrificio para servir en tu causa. Amén

“Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz”.

Cuando estamos dispuestos a seguir a Jesús, esto significa tomar la cruz. Para poder hacerlo debemos negarnos a nosotros mismos, entender que ya no somos dueños de nosotros mismos, sino morir al mundo, a la carne y los placeres. ¿Será posible seguir a Cristo sin tomar la cruz cada día? No.
No podemos seguir a Jesús sin tomar la cruz, debemos subir al calvario para sacrificar nuestro ego. Cuando amamos más las cosas que a Jesús, ¿Estaremos dispuestos a dejar la comodidad de nuestras vidas para servirle?
Seguirle es estar dispuestos a cargar con la vergüenza que el Señor cargó por nuestras vidas, vivir como Cristo vivió para ser testimonio al mundo. Soportar pruebas y tentaciones. La vida cristiana no es facilista debemos aprender a enfrentarnos a situaciones difíciles. Como dice Filipenses 1:29 “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él”.
La pelea entre la carne y el espíritu están en la cruz del calvario, se gana estando en su presencia. Estando dispuestos a quedarnos junto al Señor y no huir cuando vengan los malos momentos. Comprometernos realmente con él, dejar algunas cosas que nos duele dejar y llevar la cruz de otros hermanos que están sufriendo.