Libre de condenación. Parte 1
2020-11-07
1. Oración inicial
«Señor, tú que me puedes condenar, en vez de hacerlo, me perdonaste, me amaste tanto que enviaste a tu hijo a la cruz a morir por mis pecados, ahora quiero recibir ese amor y darlo a los demás, viviendo libre de pecado por la libertad que Cristo me dio. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan 8:7-11
3. Reflexiona
¿Por qué muchos no pueden dejar el pecado?, ¿por qué la gente está luchando con hábitos dañinos como el alcohol o la pornografía? La razón es porque reciben la culpa y la condenación, y si se vive en la culpa, ¡se vive en una cárcel!
La palabra de Dios, nos presenta en la historia de la mujer sorprendida en adulterio, un cuadro muy claro acerca de la liberación de la condenación por la gracia de Cristo, que nos da la libertad para no pecar más.
Jesús, le muestra a la mujer, que Él, al contrario de los que la querían lapidar, era inocente y sin maldad, no tenía pecado, pero Él que la podía condenar, la perdonó y por tanto la liberó del poder del pecado, que la había llevado a la muerte.
Primero le mostró que ya no estaban los que la condenaban y que Él, que sí era libre de pecado, no le había tirado la primera piedra, no la condenaba, al contrario le mostró el gran amor del Padre, y la mujer al recibir este amor, fue liberada, cuando le dice Jesús: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”, por eso la libera de la condenación para que ella pudiera cumplir aquello de no pecar más.
Esto tiene un significado profundo también para nosotros: somos liberados del pecado cuando aceptamos el amor y el perdón de Dios, ese amor del Padre. Si en verdad lo guardamos en nuestro corazón, nos impulsa para no pecar más. ¿Has aceptado el amor del Padre, por medio de la fe en lo que Cristo hizo por ti en la cruz?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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