Libertad en el perdón
2015-08-29
1. Oración inicial
Mi Dios, te pido que anules de mí, todo resentimientos que haya albergado mi alma, los rencores y deseos de venganza y ayúdame a llegar a ser la persona que tu creaste. Quiero despojarme del “viejo hombre» y vestirme del «nuevo hombre» creado en la justicia y santidad de la verdad. Hoy escojo seguir tus caminos, escojo perdonar porque el verdadero perdón viene del Espíritu de Cristo dentro de mi. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”
3. Reflexiona
Ninguna relación humana puede sobrevivir sin ejercer el perdón, y mucho menos se prospera. Sea cual sea el problema, el perdón libera a las dos partes implicadas, le arranca un arma a satanás y abre la puerta para que Dios intervenga en la situación.
Dentro del seno de la familia es el entorno donde el perdón más se necesita; es más fácil perdonar a un enemigo al que apenas se ve que a un ser querido con quien tienes que convivir a diario. Sin embargo no hay alternativa; tienes que perdonar. Alguien escribió: “Aquel que no perdona a alguien, destruye el puente sobre el cual tiene que pasar él mismo”. Escribe Pablo: “Vestíos… de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y PERDONAOS UNOS A OTROS, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros…” (Colosenses 3:12-14).
Ensénales a tus hijos a perdonar. Si son testigos de tus arrebatos de ira, haz que también vean, cuando eres bondadoso. Enséñales a tratar con la ofensa sin atacar al ofensor y a entender que es posible hacer que las diferencias de opinión lleven a tomar decisiones que beneficien a todos, y que como miembros de una misma familia, se puede estar “equivocado” y sin embargo ser tratado con respeto. Quizás tengas que enseñarles algo que a ti no te enseñaron; si es así, aprende de los errores de tus padres y no se los transmitas a tus hijos. “…No se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27). En otras palabras, perdona cuando estás herido y no te acuestes con resentimiento.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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