Levántate de entre los muertos y te alumbrará Cristo
2016-09-22
1. Oración inicial
Amado Señor Jesús, gracias por extender tus brazos y tocarme con tu gracia salvadora, por mostrarme la gran necesidad de mi alma y el vacío de mi corazón. Gracias por entrar en mi corazón y darme vida, cuando estaba muerto en mis delitos y pecados. Por esa segunda oportunidad para vivir una vida con propósito, conforme a tu voluntad. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo”, Lucas 7:11-16
“Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente”, Marcos 5:22-24
3. Reflexiona
La realidad espiritual es que si Cristo no nos hubiese encontrado, hoy estaríamos muertos espiritualmente. Cada uno de nosotros necesitó de un encuentro personal con Jesucristo, necesitó de su toque divino, para poder nacer de nuevo y tener una segunda oportunidad. Jesús usa su toque divino para muchas cosas: para limpiarnos, para darnos calma, para dar luz a nuestro espíritu, para darnos confianza, para liberarnos, para darnos vida y para traer sanidad al alma, al cuerpo y al espíritu.
El verbo “tocar” viene del griego “japto” que significa: “sujetarse, aferrarse, encender con fuego”, equivale a experimentar el poder de Dios. Como lo hicieron el joven y la niña, cuando resucitaron con su Palabra de poder. Igualmente, es el llamado del evangelio para aquellos que se encuentran muertos en sus delitos y pecados. Es solo por su Palabra que tenemos vida espiritual. Cristo usó estos milagros para mostrar que la condición de ambos era temporal (duermen) y que sería restaurada por Él. Nuestra condición espiritual fue restaurada, cuando la luz de Cristo llegó a nuestro espíritu, para revivirlo.
Así como en el milagro de la niña hubo personas impertinentes, que se burlaron de Jesús, hoy en día hay muchas personas que se ríen de las cosas de Dios, porque les parecen ridículas o inverosímiles. A Jesús no le importó esto, pues su poder siempre estuvo acompañado de compasión. Lo hizo por la viuda que perdió a su único hijo y por los padres desesperados de esa pequeña, ayudó a cada uno según su necesidad.
El Señor tuvo compasión de todos nosotros. Cada vez que Cristo da vida espiritual a alguien, es un milagro. Es un alma muerta levantada a la vida espiritual por el poder divino del evangelio. Es la visita de gracia sobre nosotros. Así como en Naín lo expresaron con alabanza: “Y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo”.
Anhelemos que Dios siga visitando a nuestro pueblo, siga derramando su gracia salvadora sobre los que están muertos en su espíritu. Somos la iglesia de este siglo, somos la voz que debe proclamar el evangelio y decir: “levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”. Dios quiere a través de nosotros, dar vida espiritual a quién lo necesita.
¿Cuántos estamos dispuestos a anunciar las buenas nuevas de salvación?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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