Levantando las manos caidas

Señor renueva mi fuerza, fortaléceme por que en ti tengo puesta mi esperanza y mi confianza. Dame sabiduría ayudar al que esté desanimado.

«Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.», Isaías 40:31
«pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.», Éxodo 17:11-12

Cuando estamos cansados, cuando queremos tirar la toalla frente a las dificultades de la vida, la palabra de Dios nos enseña que debemos depositar la confianza en el Señor, ya que al hacerlo, El renueva nuestras fuerzas. Sin embargo también como hermanos debemos levantar la manos del que esta desfalleciendo, del que está sin fuerzas, del que esta en pecado, como dice la palabra “..si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” (Gálatas 6:1). No debemos criticarlo, juzgarlo, ni menos aislarlo, si no levantar sus manos caídas. Así mismo a nuestros líderes y pastores, cuando estén desanimados o con dificultades, debemos ayudarlos, levantar sus manos, darles nuestro apoyo incondicional, pues una de la virtudes mas hermosas en la fidelidad. Si Dios es fiel, nosotros sus hijos también debemos serlo.