Lava tus pies
2024-02-11
1. Oración inicial
«Padre vengo a ti por medio de mi abogado Jesucristo, para pedir tu perdón y que me limpies de todo pecado, que tu Espíritu Santo me sostenga, estoy dispuesto a escucharlo y a dejarme guiar para hacer tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.”, Juan 13:8-10
3. Reflexiona
En el tiempo en que nuestro Señor Jesucristo vino en carne al mundo, la costumbre de lavarse los pies era muy común debido a las largas caminatas; en las familias prestantes, esta labor era realizada por la persona de menor rango o se consideraba una tarea de un siervo o esclavo (1 Samuel 25:40-42.).
El Señor Jesús le dice a Pedro, cuando éste lo increpa a no dejarse lavar los pies (pues podría considerar una tarea para un siervo y no para su maestro), que el que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio, esto lo confirma su declaración registrada en el evangelio de Juan, donde les dice a sus discípulos: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” y los insta a permanecer unidos a él (Juan 15:3-5).
Cuando recibimos a Cristo y su Palabra, somos limpiados, pues la fe es por el oír y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17). La salvación llega a nosotros no por obras sino por fe en Cristo y tenemos un nuevo nacimiento, somos una nueva criatura.
Sin embargo en nuestro caminar diario muchas veces fallamos, resbalamos y claramente hay que decirlo, lastimosamente pecamos. Pero el Cristiano no practica el pecado, está llamado a vivir en santidad y no ser esclavo del pecado, pues ha muerto juntamente con Cristo: “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” (Romanos 6:6). Necesitamos lavar nuestros pies, ir en arrepentimiento genuino a nuestro abogado: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). La expresión “hijitos” contempla el hecho de que el cristiano o hijo de Dios puede, lastimosamente, caer en pecado, pero que no debe quedarse allí; no es el caso ideal y tampoco debe ser tomado nunca como excusa, nuestra libertad en Cristo, para dar lugar a los deseos carnales, sin embargo ocurre y debemos ir en oración a nuestro Señor, para identificarnos con lo que ya somos por su gracia y salir renovados al ser fortalecidos espiritualmente.
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9), es nuestro abogado, es nuestro Consejero admirable que limpia nuestros pies, pero veremos en el devocional de mañana la tarea que nos corresponde a nosotros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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