Las cosas pasadas pasaron
2018-03-19
1. Oración inicial
Excelentísimo Señor, doy gloria y honra a ti, porque has borrado la maldad y el pecado de mi vida, pues tú las tomaste en mi lugar y has hecho para mí nuevas sendas de victoria, has llenado mi soledad con tu presencia y jamás olvidaré las razones de tu boca. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
«No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad?”, Isaías 43:18-19
3. Reflexiona
Algunos quisiéramos regresar al pasado, para poder cortar de nuestra vida un episodio que lacera nuestro corazón, pero esto no es posible, no está al alcance tal situación, pues nos queda refugiarnos en Dios y su Palabra, allí encontramos el remedio a nuestras culpas del pasado.
¿Qué debemos hacer? En primer lugar debemos rendir nuestra vida a Jesucristo, reconocer que él es el Salvador, él es nuestro Libertador, e invitarlo a entrar a nuestro corazón para que gobierne nuestra vida. La Biblia dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (1 Corintios 5:17). Apropiémonos de esta promesa y vistámonos del nuevo hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
En segundo lugar, entablemos una relación personal, íntima y de amor con Cristo, él dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Demos pasos de fe y desahoguemos nuestro corazón en su presencia. Depositemos en él las pesadas cargas de culpa que por años las traemos encima. Dice la Biblia: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. (1 Pedro 5:7)
Y por último Él nos dice que hagamos memoria de su palabra. “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca” (Eclesiastés 4:5). La Palabra de Dios nos purifica. Jesús dijo: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” (Juan15:3).
En conclusión, nada de nuestro pasado debe impedir que encontremos las nuevas sendas aún en el desierto y ver fluir manantiales en la soledad que hoy se hunde el mundo actual.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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