Las armas de nuestra milicia. Parte 2

Señor, bueno y agradable has que tenga comunión con mis hermanos, en armonía y amor; que anhele por siempre alabarte, adorarte y exaltar tu Santo nombre. Amén

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Hebreos 10:24-25

El significado de exhortar es “inducir a alguien, mediante argumentos, a hacer o dejar de hacer algo”, por lo tanto, cuando nos congregamos somos estimulados por medio de la comunión con Dios y los hermanos, a estar espiritualmente atentos y vigilantes. Congregarnos ayuda en varios aspectos, en el espiritual, recibimos edificación en la Palabra con el fin de crecer y recordar las grandes promesas que “mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,” nos han sido dadas (2 Pedro 1:3), sin conocimiento no hay apropiación de estos dones y regalos espirituales. Otro aspecto es el emocional, cuando atravesamos por momentos difíciles, de dolor o confusión, encontramos en los hermanos una palabra de aliento y de fe; muchas veces somos nosotros los que debemos estar atentos a servir, consolar y animar a otros, así cumplimos el mandato de Cristo (Gálatas 6:2). El aspecto material también es muy importante ya que en Hechos 2:44-45, la Palabra de Dios, dice algo que no se practica mucho hoy en día: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.” Debemos estar atentos a poder colaborar a un hermano que se encuentre en necesidad, siendo conscientes de que simplemente administramos los bienes materiales que Dios nos ha encargado. En conclusión, no congregarnos facilita la acción del mal y de la carne para influenciarnos al pecado y a vivir engañados, tomando malas decisiones. ¿Funcionaría una milicia o soldados trabajando cada uno por su lado contra el enemigo? Somos estratégicamente unidos mediante la fe en Cristo en un solo cuerpo.