Las armas de nuestra milicia. Parte 1

Señor, tu palabra es mi deleite, guíame para pensar y actuar conforme a tus principios, enséñame a hacer tu voluntad. Amén

“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”
2 Corintios 10:4-5

La más poderosa arma que Dios nos ha dado es la oración, cuando es conforme a su Palabra. Si, por ejemplo, estamos tentados a quejarnos por algún trabajo u obligación, en vez de llegar al conflicto y que salgan por nuestra boca palabras de desánimo que no edifiquen, inmediatamente con la ayuda del Espíritu, recordemos la palabra de Dios en Filipenses 2,14: «Haced todo sin murmuraciones y contiendas.»
Así mismo, en cada situación tenemos una palabra específica, que nos ayuda a tomar la mejor decisión y así evitar las consecuencias dolorosas de actuar sin la guía del Espíritu. Las barreras pueden ser esos conceptos arraigados y paradigmas mentirosos del mundo que atan nuestra vida, y la llevan a la derrota. Vivimos tal como creemos, si lo que tenemos arraigado en nuestra mente es una mentira, así mismo, serán las consecuencias dolorosas para nuestra vida, ya que de una mentira no se puede esperar construir algo bueno (Mateo 7:24). Por lo tanto, pidamos a Dios en oración, que nos muestre qué costumbres, argumentos y pensamientos equivocados están en nuestra mente, y por medio del Espíritu Santo, cambiemos la mentira por la verdad escrita en su Palabra, declarándola con nuestra boca y practicando estos principios bíblicos como un estilo de vida.