La verdadera riqueza
2018-11-11
1. Oración inicial
Señor mi mayor riqueza es conocerte por medio de Jesús, mi mayor anhelo es obedecerte y agradarte en todo, guíame mi Dios para ser un hijo lleno de tu gracia y de tu verdad. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.», Filipenses 3:3-7
3. Reflexiona
Recuerdo en mi niñez ver un programa infantil donde el pato «Tio Rico» amontonaba miles de monedas de oro y riquezas en un caja fuerte, tantas. Pero al final de muchos capítulos, su gran riqueza no consistía en sus bienes sino en sus sobrinos traviesos, que lo amaban sin importar la riqueza que poseía su Tío.
Pablo relata como antes de conocer al Señor Jesús, era un hombre moralmente rígido, que cumplía cabalmente la ley y podía gloriarse en la carne, pero cuando conoció a Jesús de nada servía toda su vanagloria, sus títulos y orgullo, comparado con Cristo.
Por lo tanto nuestra mayor riqueza es conocer y tener a Jesús en nuestro corazón; obedecer y seguir sus principios es mejor que ser millonario. De qué nos sirve amontonar tesoros, si tenemos un corazón vacío que nada lo satisface y terminará corrompiendose debido a que aquello que era una bendición y deleite sin Dios, sin tener en cuenta sus leyes, corrompe nuestro interior.
Toda riqueza y honor son producto de mi obediencia a Dios, de la humildad para seguir su voluntad, pero sobretodo por su gran amor y misericordia, (Proverbios 22:4). Reflexionemos hoy, si el énfasis de nuestra vida está en las riquezas o en hacer lo que agrada a Dios, cualquiera que sea la respuesta, mostrará el estado real de nuestro corazón y la ausencia o permanencia de paz.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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