La verdadera paz viene de Dios
2017-10-13
1. Oración inicial
Señor, me mantengo constante, alimentado por tu palabra, sostenido por tu Santo Espíritu, no desfallezco en conocerte y agradarte, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”
Colosenses 3:15
3. Reflexiona
La paz es un bien escaso y apreciado, buscado por muchos, pero obtenido por pocos. Los millonarios darían toda su fortuna por obtenerla, los gobiernos destinan grandes cantidades del presupuesto para que haya paz y seguridad en la sociedad.
Sin embargo, la paz verdadera no está afuera, en los bienes o situaciones externas, tampoco es algo pasajero, basado en una emoción o un sentimiento agradable.
Jesús muriendo en la cruz satisfizo la justicia de Dios, (2 Corintios 5:21 – Romanos 6:1), producto de esa justicia fue la paz, reposo y seguridad para siempre (Isaías 32:17). Esta paz no hubiera venido si primero Jesús no hubiera pagado por nuestros delitos y pecados, estaríamos condenados y sin ninguna esperanza, con ausencia de tranquilidad, perturbados por una oscuridad total en nuestro corazón.
La verdadera paz permanece a pesar de las dificultades, aunque el mundo se estremezca, si tenemos verdadera paz, no seremos conmovidos, estaremos seguros en medio de cualquier tormenta, es decir, que la verdadera paz es algo sobrenatural, permanente y por lo tanto sólo puede venir del Dios eterno.
Así que, basados en este conocimiento que nos da su Palabra hoy, esta paz que viene de Dios es la que debe gobernar nuestros pensamientos, nuestros emociones y sentimientos, porque está más allá del entendimiento humano. No debemos dejar, que algo o alguien nos haga olvidar esta confianza que permanece en nosotros: Que si tenemos algún afán, preocupación o dificultad, podemos confiadamente en oración y suplica dando gracias, presentársela al Señor “y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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