La tumba vacía
2017-04-16
1. Oración inicial
Gracias Jesús por levantarte victorioso de la tumba y darme la esperanza de una vida eterna, lléname de tu amor, gracia y poder para testificar a otros que eres un Cristo vivo que sigue transformando vidas, que venciste el pecado y la muerte en la cruz y sellaste tu victoria con tu resurrección. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho”. Mateo 28:1-7
3. Reflexiona
Las últimas palabras de Jesús antes de morir, tuvieron un significado trascendental para nosotros. “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. Jesús salió de las tinieblas antes de morir. No tuvo que esperar a resucitar y a que se abriera la tumba, para mostrar su victoria. Ese Padre amoroso lo recibió en sus brazos. Quizás las tinieblas cubrían todavía la tierra, la ruptura del velo intimidó a todo el que lo presenció, pero para Jesús la batalla ya había terminado. Venció el dolor, el sufrimiento y la angustia. Sus palabras sonaron como un grito de victoria.
Jesús estaba mostrando como morir de la manera apropiada, pronunciando la oración final de la manera que debe ser dicha. Una muerte cristiana es tan importante como una vida cristiana y no debemos temer. Cristo venció la muerte al resucitar al tercer día, esto nos trajo esperanza de la eternidad.
La tumba vacía es el sello de nuestra eternidad, si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe. El ángel al anunciarles las buenas noticias de la resurrección a las mujeres, les dejó claro cuatro cosas que son importantes para nosotros: 1) «No temáis». La realidad de la resurrección debe traer a nuestra vida gozo no miedo. Miremos a la tumba vacía para quitar todo temor a la muerte. Cristo venció el pecado y la muerte y nos ha dado su victoria. 2) «No está aquí». Jesús no está muerto y uno no debe buscarlo entre los muertos. Él dice que está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. 3) «Venid ved». Las mujeres pudieron ver la evidencia. La tumba estaba vacía en ese entonces, y lo está también hoy. La evidencia está en nosotros que tenemos al Cristo vivo en nuestro corazón y lo vemos manifestarse a través de nuestra vida. La resurrección es un hecho histórico y Cristo sigue transformando vidas. 4) «Id pronto y decid». Tuvieron el encargo de esparcir el gozo de la resurrección, de compartir sobre el Cristo vivo.
Nosotros también tenemos esa responsabilidad de compartir las buenas nuevas de que Jesús ha resucitado. Podemos estar seguros de nuestra resurrección porque Él ya lo hizo y tener la certeza de que la muerte no es el final sino el comienzo de una vida futura.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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